Las luces en las calles, los belenes, los regalos y la familia son algunas de las escenas más comunes del ambiente navideño. Pero, sin duda, una de las imágenes que antes se vienen a la mente cuando se piensa en estas fechas es el tradicional árbol de Navidad, una costumbre cada vez más arraigada y que ha ido sustituyendo a otras, como la de montar el Nacimiento. A pesar de que la decoración del abeto de Pascua es una tradición de raíces germanas, lo cierto es que quien ha exportado esta forma de adorno ha sido la cultura norteamericana.
Actualmente, en la mayoría de las casas se coloca un abeto decorado con bolas, espumillón y luces. Hay que señalar que en muchos hogares se ha implantado el árbol artificial, ya que el mayor problema de esta tradición consiste en qué hacer con él después de las fiestas, problema que durante años ha provocado que gran cantidad de árboles se hayan terminado secando y muriendo.
Tradición histórica
No obstante, el árbol de Navidad, tal y como hoy lo conocemos, tiene su nacimiento en Alemania. Todo sucedió un día de Navidad de la primera mitad del siglo VIII. San Bonifacio, un misionero británico, se encontraba predicando un sermón para convencer a los druidas alemanes de que el roble no era sagrado. En ese momento, un roble cayó destrozando todos los arbustos y árboles más pequeños que encontró a su paso. Del desastre consiguió salvarse un pequeño abeto: San Bonifacio lo consideró un milagro y le llamó 'el árbol del Niño Dios'. Así, en las sucesivas Navidades los cristianos celebraban la Festividad plantando abetos y, posteriormente, esta costumbre evolucionó hasta dar lugar a la actual decoración. En España, ha tardado en arraigar y no ha sido hasta mediados del siglo XX cuando se ha popularizado.
La simbología de la decoración
También se pueden citar una serie de elementos que forman parte de una simbología cristiana, como la estrella que se coloca en la copa del árbol, que representa el astro que siguieron los tres Reyes Magos y que les guió hasta Belén. Este elemento puede ser sustituido por un angelito, que podría venir a interpretar la paz que se vive en estas fechas, o el Arcángel, que comunicó a la Virgen su estado de buena esperanza.
El resto de los motivos también tienen su significado o constituyen la evolución de otros elementos simbólicos. De hecho, antes de colocarse luces eléctricas, la iluminación provenía de velas que simbolizaban purificación y la idea de que Cristo es la luz que guía al mundo. Por su parte, las herraduras son otro objeto habitual y constituyen un antiguo amuleto de buena suerte. Tampoco se pueden olvidar las manzanas y bolas de colores, como una forma de atraer la abundancia para la época venidera y que aparecieron en Bohemia en el siglo XVIII, o las campanillas, que son muestra de la alegría de estas fechas.
Cómo decorarlo
Finalmente, hay que subrayar la posibilidad de adquirir un árbol sintético, plegable, que ocupa poco espacio en el hogar y que se puede utilizar varios años consecutivos. Esta tendencia se ha generalizado, ya que la mayoría de las familias actuales no disponen de un jardín en el que plantar el abeto tras las fiestas, por lo que muchos de ellos se echan a perder. No obstante, son muchos los hogares que aún prefieren conservar la costumbre del tradicional abeto navideño.
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